Productos locales, comercio de cercanía

Estamos en el 2019. Con el paso de los años hemos sido testigos de un concepto que ha tomado bastante fuerza entre el sector más consciente de la alimentación: los productos de cercanía. Grupos de consumo, herbolarios, supermercados incluso de grandes superficies han abierto un espacio a toda esa parte de la alimentación de producción cercana. Los tomates valencianos, los espárragos de Navarra, el aceite de oliva de diversos lugares… los calabacines del agricultor que suministra productos bio o ecológicos. Todos estamos rodeados de muchos ejemplos. Una nueva oleada de consciencia nos dice: si consumimos lo de aquí comemos mejor, más ecológico y respetamos más a nuestro planeta.

Y qué sucede cuando extrapolamos esta mentalidad a otros productos? Hemos adquirido ese nivel de consciencia y de conciencia? Cuando vemos las prendas que nos visten, los champús que nos ponemos o las pomadas que utilizamos para dolores o problemas físicos, pensamos en esas premisas de cercanía, de ecología, de respeto a nuestro planeta? Cuando leemos que está fabricado en el otro lado del mundo pensamos en las medidas fitosanitarias del lugar de origen? Nos planteamos con qué productos han fabricado lo que nos vamos a poner en la piel? Qué lo compone? Dónde y cómo se fabrica? Quién lo certifica?

Ya va siendo hora! Mira qué tienes en tu baño, en tu armario, en tu botiquín… Tenemos la oportunidad de cambiar nuestro entorno, de hacernos responsables de lo que utilizamos y de cómo lo hacemos. Consumamos productos de cercanía para ser respetuosos con el planeta pero especialmente con nosotros mismos!

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